Cuando muchos creemos que la vida cristiana no existe, reaparece la Semana Santa tras la pandemia y los pasos, llevados por costaleros y costaleras que serpentean las calles de la Villa de Zújar al son de la música, nos recuerdan que aún nuestro corazón creyente tiene un hilo de vida. Y es entonces cuando una oración escala por nuestra garganta y con ella pedimos perdón.
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