Es un agosto de la década de los ochenta. Días que se acortan a medida que nos aproximamos a la feria. Algunas familias con niños pequeños en el barrio, nos reunimos en la cochera de mi hermano Antonio, para hablar ¿cómo engalanar su tractor colorado?...
La ilusión es contagiosa, Unos más que otros con la creatividad bonachona, intentamos ganar el primer premio... los niños llenos de entusiasmo, hacen piña a padres y familias para hacer un éxito la carroza del barrio.
Los pequeños lucen sus encantos, disfrazados de gitanos con sombreros cordobeses, que semanas antes las madres o abuelas, cosían o compraban en Baza; para pasear sobre ruedas por las calles de Zújar, sabiendo que son el alma de la Feria. Los padres felices y contentos animábamos en comitiva a nuestros hijos, a lanzar serpentinas...
Llegamos a Capallón, nuestra carroza comentan "es la mejor"...todos comentamos con o sin razón, envueltos en tertulias y sonrisas de complicidad...La mayoría bebe agua, es todavía fuerte el rigor del estío. Ha trascurrido un largo rato, se reanuda la marcha en dirección de la Plaza, allá hay montado un escenario para la orquesta. Se forma un jurado de parte del Ayuntamiento, para clasificar los premios; la nuestra sale premiada, quedando alguna madre afectada, comentando la mejor no ha sido acertada, descalificando al festejo... Han sido días de convivencia entre familias diferentes, se conoce al que tiene buen gusto, el humor y la fantasía, que antes no tratabas, ni apenas conocías...
Alfredo Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario