miércoles, 12 de febrero de 2014

RECUPERACIÓN DEL FANDANGO DE ZÚJAR Por Encarna Sánchez Navas

          
A principios de los 60 del siglo pasado (s. xx) apenas quedaban unas pocas personas  que supieran bailar el Fandango en Zújar. Fue entonces cuando un grupo de jóvenes movidos tal vez por el impulso que los Coros y Danzas de la Sección Femenina estaba dando al folklore en España, deciden unirse para aprender los pasos del Fandango de Ánimas, que si bien aún no había desaparecido, estaba en vías de extinción.

Entre aquellos jóvenes que deciden rescatar el fandango del olvido se encontraba, como no podía ser de otra manera, Pepita Plancha  a la cual debemos gran parte del mérito de que actualmente haya un gran número de personas, (entre las cuales me encuentro), que hemos tenido la suerte de aprender y bailar nuestro fandango.
Junto con Pepita, principal impulsora de este grupo, se encontraban:



Lolita Olivares, organizadora de los actos en los que participaba el grupo de baile, como  Presidenta de Acción Católica.
Angelita Canalejo, hija de un guardia civil por entonces destinado en Zújar.
Magdalena y Antonio Arredondo
Hijos de Adelaida (Molineta) y Cayetano.
Pepa Espejo (de la Navarra).
Pepa, (hermana de Clemencia) y otros.
Este grupo nunca hubiera llegado a formarse, a no ser por el trabajo desinteresado de  algunas de las pocas personas, (la mayoría mayores) que  en aquellos años  sabían bailar el Fandango y que se ofrecieron a enseñar los pasos y las canciones a estos jóvenes deseosos de mantener nuestro folklore.

Entre las personas que enseñaban el Fandango se encontraban: Leonor, madre de Juan Navas (Gurugüi), Socorro, Piedad, Gertrudis García Arredondo, Dolores Losada Moreno, Francisca (Pachicha), Raimunda y su madre…

Los ensayos se llevaban a cabo en el barrio de la Abatel en la cueva de Dolores (madre de Ángel el Loro), en las escuelas, y cuando no encontraban otro sitio, ensayaban incluso en la sacristía.

Allí se reunían Pepita, este grupo de mujeres y algunos hombres como Pepe el Manduco (el cual enseñó las canciones antiguas del fandango como “Quédate con Dios devoto”    “Yo vide un cerro Volar”…),  para intentar recuperar esta tradición oral que gracias a estas personas sigue vigente.

Pepe el Manduco además de enseñar las canciones, también colaboraba como músico. Tocaba la guitarra, según Pepita con gran habilidad.

Otros músicos que formaron parte de estos coros y danzas  fueron a la guitarra: Fernando el de  Mª del Mar, Manolito Plancha, Miguel Martínez Navas, Pedro Losada Moreno (el Moro).
Francisco Martínez Navas tocaba el laud y Juanillo el de Mª del Mar tocaba  la bandurria.
El Cojo Zarca y su hijo Antonio (Añico) eran músicos. Más tarde, Pepe (Palojo) hijo de Añico, cantaría en el grupo.

Esta agrupación de baile zujareña, bailaba el fandango (como era costumbre en la época) al finalizar las cosechas, (en las eras), en los San Antonios  (altares que se vestían en las vísperas de S. Antonio y en donde las mozas supuestamente pedían al santo que les saliera novio), cuando pedían para las Ánimas (de ahí su nombre), por Navidad, Fiestas, Feria…

Este grupo  estaba totalmente consolidado, cuando con motivo de una visita del obispo a Baza, Zújar fue invitada para participar en un concurso de bailes regionales que se celebró en el colegio de la Presentación. Como este colegio era femenino no le permitió a Zújar llevar los músicos varones (no olvidemos  que era principios de los 60). Sin embargo cuando los componentes de este  grupo de baile llegaron al colegio, observaron que los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Baza sí llevaban sus propios músicos (hombres), por lo que tuvieron que improvisar un ensayo con ellos, para que estos les sirvieran de acompañamiento en sus bailes.

Una anécdota divertida de esta visita (por no tener consecuencias), ocurrió cuando el escenario del Teatro Ideal se vino abajo con el obispo y el grupo de baile de Zújar que en esos momentos se encontraba sobre él, quedando arriba únicamente Pepita Rodríguez (Plancha).
No obstante, a pesar de este incidente, la jornada tuvo gran éxito para Zújar que consiguió el primer premio del concurso.

A raíz de la exitosa actuación  de Zújar, la Sección Femenina  de Baza, con Doña Isabel Portillo como Delegada, vino a nuestro pueblo a aprender  los pasos del fandango (que junto con otros pasos que aprendieron en otros pueblos de la comarca, conformarían su actual fandango) para posteriormente presentarse a un concurso que se llevó a cabo en el Teatro Isabel la Católica de Granada. En este concurso los Coros y Danzas de  Baza, llevando a Pepita como cantaora, fueron presentados con el Fandango de Ánimas de Zújar.

A mediados de los 60 viene a Zújar la Cátedra ambulante de la Sección Femenina (era como una escuela femenina viajera. Sus caravanas se instalaban durante meses en un pueblo  dando clases y recuperando tradiciones y costumbres).
Es a partir de entonces cuando Pepita, Delegada de la Sección Femenina de Zújar, empieza a organizar grupos de baile.
Forma el primer grupo con  niñas de entre 8 y 12 años aproximadamente.
La iniciativa fue acogida con gran ilusión, puesto que era el primer grupo infantil de baile que existía en mucho tiempo. Además, así, nuestro Fandango tenía más perspectivas de continuidad.
Los ensayos se realizaban en el comedor de las escuelas de la Cruz de los Caídos. Recuerdo la habitación llena de gente, músicos, niñas, personas mayores…las niñas estábamos muy ilusionadas y creo que los demás también, porque en el fondo pensábamos que estábamos contribuyendo a mantener viva una tradición nuestra que estaba algo olvidada.
El día previsto para el primer baile era el Domingo de Fiestas después de los Papeles.
Ese día amaneció con buen tiempo, por lo que mucha gente subió al cerro de romería. (A mí esta vez no me importó quedarme porque me hacía mucha ilusión bailar esa tarde).
A medida que avanzaba la mañana, el tiempo fue cambiando, de manera que a eso de las tres de la tarde cuando me disponía a ir a casa de mi compañera de baile Dolores (la Miguela) en donde sus hermanas nos iban a peinar, se desencadenó una fuerte tormenta. Estuvo lloviendo mucho rato, en realidad no recuerdo bien si esa tarde dejó de llover del todo.
Cuando terminaron de peinarnos nos dirigimos hacia la bodega del Realista. Allí estaban las demás compañeras acompañadas con sus madres, vistiéndose con el atuendo del fandango,  a pesar de que las condiciones atmosféricas presagiaban  que  nos íbamos a quedar compuestas y sin baile.
Así fue, eran poco más de las seis de la tarde cuando a través de los cristales de la puerta de la bodega, vimos con tristeza y desilusión pasar la procesión a paso muy rápido debido a la intensa lluvia.
Todo lo que había sido programado para esa tarde  tuvo que ser aplazado. Los bailes fueron pospuestos para el Martes de Fiestas después de la representación del Drama.



Ya en esta ocasión sí pudimos llevar a cabo con gran ilusión y con muchos nervios (por nuestra falta de experiencia) nuestro fandango de Ánimas.
Otra de las ocasiones en que  bailamos, fue en Guadix  en la Plaza de las Palomas con motivo de los actos programados (creo recordar) para la Consagración del obispo Gabino. Tengo un recuerdo bonito, sobre  todo por lo que suponía salir del pueblo en aquella época.
Pepita siguió durante muchos años (de forma totalmente altruista) enseñando el fandango y otros bailes regionales como: Malagueñas, Murcianas, la Reja, el Candil… y por supuesto el Fandango, a niños y jóvenes que bailaban en Zújar a lo largo del año con distintos motivos, así como en otros pueblos cuando surgía la ocasión.
Otra persona que también merece una mención especial en lo que se refiere a la conservación y difusión de nuestro Fandango es Manuel Calixto.
Calixto tenía alrededor de 10 años (finales de los 40) cuando Fino (Gitano de Zújar), le enseñó a bailar el fandango, el cual también contribuyó en aquella época a que nuestro fandango haya llegado hasta nuestros días. Fino además de enseñar a bailar, participaba en el grupo de baile cantando y tocando la guitarra.
Calixto participó en grupos de baile hasta los 20 años, fecha en la que  él y su familia emigraron a Barcelona.
Después de un largo paréntesis de alrededor de cuarenta años, Calixto volvió a Zújar y retomó de nuevo el baile, pero esta vez como maestro, trasmitiendo a  niños y jóvenes lo que sus antecesores le habían enseñado a él, “el Fandango”.
Como podemos observar nuestro Fandango, aunque con altibajos y no exento de dificultades se ha ido manteniendo en el tiempo.
En mi opinión creo que podemos sentirnos orgullosos de todas esas personas que en su momento aportaron su granito de arena, para impedir que nuestro Fandango quedara en el olvido como ocurrió en algunos pueblos y ciudades.
No obstante creo que deberíamos seguir motivando a jóvenes y niños para que sientan la necesidad de conservar y mantener vivas nuestras costumbres y tradiciones,  poniendo en el lugar que se merece a  nuestro folklore.

Encarna Sánchez Navas
Zújar, Febrero 2014 




2 comentarios:

  1. Gracias a tí, Encarna, estamos conociendo a las personas que fueron el hilo transmisor entre los felices años del fandango y el delicado momento actual por el que atraviesa. Tu artículo, sin duda, es un apoyo en su actual crisis que creo motivará a grupos que lo reanimen en su agonía. Gracias de nuevo por tu esfuerzo y dedicación

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  2. Encarna yo soy biznieta de la francisca pachicha un orgullo saber que ella también enseño el fandango de zujar te felicito por el artículo que has narrado gracias a personas como tu los más jóvenes podemos saber tradiciones de zujar

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